No sólo les obligaban a mantener relaciones sexuales, sino que, además, les chantajeaban pidiéndoles dinero a cambio de permitirles practicar la prostitución. Además, les amenazarían con expulsarlas de España, ya que muchas de estas chicas proceden de países del Este y, por norma general, carecen de permiso de residencia.
Amina, de nacionalidad rumana, cuenta cómo un agente le pedía 200 euros semanales bajo la amenaza de denunciarle. Y no era un policía cualquiera, sino que se trataba de Carlos M. G., el lugarteniente de Ginés Jiménez.
De forma habitual, según recuerda, los agentes locales mantenían relaciones sexuales con ellas (incluso dentro de los coches patrulla) y se iban sin pagarles el servicio.
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